Una de las cosas que más preocupa a los futuros padres adoptantes es la posibilidad de sufrir una valoración negativa para su proyecto de adopción.
Si bien es cierto que se trata de algo de baja probabilidad, mentiría si dijera que no he hecho ningún informe negativo, cuando la realidad es que he hecho bastantes.
Para un psicólogo y un trabajador social no es agradable tener que informar a una familia de que su proyecto de adopción no cumple los requisitos para resultar apto en ese momento, pero este trabajo implica un alto grado de responsabilidad hacia el menor que va a ser adoptado y es necesario intentar las máximas garantías para que sea un proyecto exitoso.
Dentro de la profesión es conocido que hay profesionales que no emiten informes contrarios a la adopción o que les cuesta tanto hacerlo que el número de informes negativos está muy por debajo de lo que sería la media natural.
Pienso que hay que ser siempre un buen profesional y pensar en todo momento en el INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR, este interés debe estar siempre por encima del DESEO DE SER PADRES, porque es un deseo frente a un derecho del menor: EL NIÑO TIENE DERECHO A LA MEJOR FAMILIA POSIBLE.
Por ello, algunos profesionales emitimos informes negativos siempre que detectamos riesgos y con ello protegemos al menor de una posible adopción fallida.
Resulta duro decirle a unos adoptantes que no es un buen momento para llevar a cabo su proyecto de adoptar un niño, pero son siempre valoraciones de la situación actual, cuando un informe es negativo se explican los motivos que han llevado a tal decisión y se dan las recomendaciones para subsanarlo. Los futuros adoptantes pueden volver a presentar su ofrecimiento unos meses después. Nada queda cerrado definitivamente.
A veces es mejor esperar un poquito y trabajar algunos aspectos para garantizar que la adopción sea un éxito.
Comentarios
Publicar un comentario
Comentario pendiente de moderación. Gracias